Fotografía superlativa

 Esta es una foto de mi mamá y mi papá en su adolescencia, alrededor de 1981, en sus primeros años de noviazgo. Hace unos años la encontramos en un rincón de casa en este estado, con mucho deterioro causado por la humedad. Desde ese momento me encanta, no sólo porque me gusta la foto en sí (amo las fotos antiguas y mucho más si manifiestan una parte feliz de la vida de personas a las que amo), sino por lo que este deterioro le agrega. Me gusta pensar las manchas como símbolo del paso del tiempo, de que todo en algún momento desaparece y por eso solo queda disfrutar esos momentos felices. Estas manchas no hubieran generado lo mismo si aparecieran en otra foto, o en una parte distinta de esta misma, porque acá funcionan como un reencuadre, potenciando la importancia de esas sonrisas y ese abrazo. Estas sonrisas reencuadradas hacen que pensar en que todo es pasajero no me resulte algo triste y desalentador, hacen que lo pueda pensar como motivo para disfrutar más de las personas y situaciones que me hacen feliz.

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